Montre



Odio éste ruido, este movimiento, este túnel por donde voy, esta gente que no conozco y veo todos los días desde que uso el metro. Odio la música que ponen en el anden para hacer la espera menos desagradable; odio a los guardias de seguridad y sus trajes de guerra de las galaxias; odio las parejas que se sientan juntos pero no se hablan, pues no tiene nada que decirse; odio las viejas a las que les tengo que dar el asiento para que pueda dormir bien; odio la madrugada, que la veo todos lo días pasar sin ser verdaderamente del día o de la noche; odio el viaje de 1 hora y cuarenta y cinco minutos que tengo que hacer dentro de este tren. Odio hacia donde voy, y también odio desde donde vengo. También odio lo bueno; odio pasarla mal por ocho horas, para llegar a pasarla mal ocho horas más. Odio al frío, a los autos que pasan cuando salgo a la superficie, y odio la gente que sale conmigo, que empuja y soy yo. Solo yo el único que odia salir también. Por que no odio nada. Por que odio todo. Por que soy yo al que odio. Por que no es nadie al fin.